Hoy se publica la entrevista a nuestra Directora, Mª Carmen Fernández Arredondo, realizada por el Centro de Estudios e Investigación de Ciencias Domésticas de Navarra (CEICID).
La entrevista da un repaso a la situación de las principales áreas en que la Fundación desarrolla su actividad. Nuestra Directora responde preguntas sobre el Patrimonio Inmaterial, la situación de los bienes culturales de la Iglesia o la artesanía, arrojando luz sobre la situación de amenaza que a menudo se cierne sobre ellos.
El Patrimonio Inmaterial es quizá uno de los temas que aún hoy resulta peor comprendido por la sociedad, lo cual es lógico por su ausencia de materialidad y, en muchos casos, por lo funcional y cotidiano de los objetos en los que se encarna, pero esto hace, precisamente, que sea necesario redoblar esfuerzos para su protección. Así, Mª Carmen Fernández afirma que:
El objetivo de la protección del Patrimonio Inmaterial afecta, por tanto, no sólo a los objetos, sino también a las formas en que se producen; es decir, no se protegen sólo los objetos y las herramientas, o las piezas utilizadas en un rito, sino el oficio artesano o el rito en sí mismo. En el caso del Catolicismo, esto es especialmente importante en los ritos y tradiciones que protagonizan nuestras fiestas, tanto en el sentido Litúrgico, de una gran riqueza, como en el festivo. No olvidemos que nuestra cultura entera está transida por el hecho religioso. (…) Los principales problemas que amenazan al Patrimonio Inmaterial son, por un lado, la desaparición de fiestas y oficios, y, por otro, el alto impacto del turismo sobre las fiestas de gran éxito, que provoca su despersonalización y alteración. En este contexto, la Fundación nace precisamente hace más de 15 años con la preocupación de preservar los oficios artesanales y de ayudar, mediante el arte, al correcto desempeño de la liturgia.
Respecto a la labor que la Fundación Félix Granda realiza en este sentido, no duda al declarar que “nuestra labor es, un poco, clamar en el desierto. Es reflexionar, estudiar y analizar los problemas del Patrimonio Cultural de la Iglesia en su gestión y sostenibilidad, para anticiparlos y generar espacios para acometer su resolución.” Señala algunas de las interesantes iniciativas que la Fundación está promoviendo como parte de su investigación, entre las que se encuentra “un Observatorio de Público del Patrimonio Cultural de la Iglesia.” Y es que, prosigue, “un problema importante al respecto, ahora mismo, es el movimiento poblacional, que ha hecho que gran parte de los templos en ciertas zonas hayan quedado sin feligreses; templos que, sin embargo, la Iglesia tiene que seguir manteniendo, porque están protegidos por ley.”
Otra importante labor con la que está comprometida la Fundación es la de mantener vivos los oficios artesanales, “por un lado, por el interés que tiene su preservación en sí misma, y por otro, porque sólo así se podrán seguir fabricando o, en su caso, restaurando, los objetos de culto.” Según la Directora de la institución, “la defensa de las piezas realizadas artesanalmente es, en este sentido, importantísima. Si no apostamos por ella, llegará el día en que no podamos realizar esos objetos litúrgicos de gran belleza. Y ese día puede estar, fácilmente, dentro de los próximos cinco, diez o quince años.”
Preguntada sobre la necesidad o no de una formación específica para la interactuación con aquellas piezas de valor artístico que no se exhiben en un museo, sino que se pueden encontrar en los ajuares de uso cotidiano de oratorios y templos, Mª Carmen Fernández insiste en la sensibilización:
Cuando no se es un mero espectador, sino que se es una persona que interfiere en cualquier momento con una obra de arte, hay efectivamente que tener unos conocimientos. Por una parte, una sensibilidad específica para no dañar el material creado por el artista. Por otra, unos conocimientos técnicos para no dañar la obra del artesano. Un ejemplo es que, si vemos un cuadro torcido, quien lo vea pasará más tiempo criticando este hecho que contemplando la obra; ¿es, entonces, o no, importante quién haya estado al cargo de su cuidado? Se trata, además de la conservación física, sino de la interioridad emocional de lo que quiere transmitir la obra. Un problema es la gente que, con buena voluntad y sin formación, se acerca a “arreglar” una obra de arte. Quizá el más claro exponente de las consecuencias desastrosas que esto puede tener sea el famoso Cristo de Borja, pero es un problema que, en mayor o menor medida, encontramos con mucha frecuencia. Es aún más señalado en los objetos de artes decorativas, en los objetos funcionales, pues como no se consideran por lo general como grandes obras de arte, y además, sus propietarios desean, como es natural, seguir conservando su funcionalidad, somos testigos de grandes destrozos. Un caso habitual es el que sufren en este sentido las piezas de orfebrería y textil religiosa.
En este aspecto, destacó como clave para la intervención en un bien patrimonial “el respeto, tanto por el objeto como por su función, siga o no desempeñándola hoy en día” y “el conocimiento, tanto profesional de sus características, como de sus valores intrínsecos y funcionales.” “Sobre todo, es muy importante saber qué no se debe hacer y, si no tenemos claro cuál va a ser el resultado de nuestra intervención, no realizarla”, puntualiza.
Por último, y en relación a la sensibilización del público, señala que “queda muchísimo por hacer, porque aún la población y la clase política no ha entendido del todo que el patrimonio no es sólo algo bello, sino una importantísima fuente de ingresos.” “La gente, por lo general, no es consciente del mantenimiento que requiere. Es, además, un reservorio de posibilidades educativas, que tiene mucho que decir ante el fracaso escolar, puesto que puede utilizarse para su subsanación.”
Mª Carmen Fernández Arredondo impartirá una ponencia el próximo dos de febrero en el Curso de excelencia en el servicio de Oratorio, organizado por CEICID.
Puede leerse la entrevista completa a través de este enlace.